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¿PORQUÉ TAN LINDO Y SIN NOVIO?


Como se los comenté en algún post anterior, por cuestiones de la vida y creencias limitantes que decidí cargar en algún momento, yo asociaba la belleza física con la cantidad de amor que merecía una persona. Es decir: entre más hermoso físicamente fuera alguien, más merecedor de amor era. Fue algo que me acompañó tácitamente hasta hace menos de un año.


Constantemente me preguntaban por redes sociales, o personas que conocía en la calle a mitad de la conversación lo mismo: “¿Cami vos tan lindo y sin novio?” o me hacían comentarios tipo “es que muy raro que no tengas novio porque tenés cara de tener novio” a lo que me preguntaba a mí mismo: ¿Mi mismo cómo es la cara de no tener novio? O más bien ¿cómo es la cara de soltero? Jajaja.


Eran preguntas y comentarios que me dolían, que me pesaban desde lo más más profundo de mí. Que cuando me lo preguntaban (o me lo preguntaba yo) nadie sabía cómo me sentía de mal. Pero más que la pregunta, lo que me arrugaba el corazón era que no tenía respuesta para ella. Bueno, si la tenía pero siempre me la negaba maquillándola con un “no se” o con un “ya llegará”, “no es el momento “, etc. Y me negaba la respuesta porque me daba física pena aceptar que no estaba preparado.


Creo que de los sentimientos más incomodos de sobre llevar y de permitirnos sentir es la vergüenza. Un sentimiento que evitamos más que el dolor o la tristeza porque si no nos enseñaron a sentir tristeza menos nos enseñaron de chiquitos a sentir vergüenza. Nunca me enseñaron a vivir la vergüenza, a dejarla ser.


Y eso era lo que desde el fondo de mi corazón sentía: vergüenza por ser así de “lindo” como parecía ser y no tener un hombre a mi lado. Como si por ser “físicamente atractivo” “TUVIERA” que tener un novio y que la belleza, como lo dije en algún post anterior, NADA tiene que ver con el amor que alguien se merece.


Porque a la pregunta “¿Por qué tan lindo y sin novio?” no tenía que ver lo lindo que yo fuera, ni era porque tuviera tusas atrasadas o estuviera “cargando muertos”, como a veces se le dice a algunos que siguen anclados a una persona del pasado y que no dejan ir. La respuesta a esa pregunta era que no estaba “preparado” para recibir a nadie en mi corazón.´


Y ese “preparado” lo pongo en comillas porque solo tiene sentido cuando uno termina una relación, cuando uno aún está sanado ese episodio doloroso, cuando uno lo está soltando y dejando ir. Cuando uno al terminar esa relación se recoge en uno mismo y se RE-conoce. Es decir, recuerda lo que es uno mismo, lo que estuvo ahí y descuidaste o dejaste de ver en ti por buscarlo en otro afuera sabiendo que ya lo tenías dentro. Cuando re-aprendemos a amar todo eso qué hallamos en nosotros. Para q cuando sienta amor por mí y alguien llegue a amarme yo sepa distinguir el amor que me merezco.


Entendí que cuando ya sanamos las relaciones que terminaron, a los hombres que pasaron por la vida y con los cuales se nos rompió el corazón. Cuando nos re-encontramos y sanamos todo esto y aun así seguimos sintiendo ese “no estoy preparado” era por pura y nítida cuestión de AUTOSABOTAJE. Que era lo que me sucedía o lo que me sucede a veces. Porque si ya habia sanado todo en mi corazón ¿cómo más debía prepararme? ¿qué es estar preparado entonces? ¿por qué muchos si tienen novio y yo no? ¿qué hacen ellos que yo no hago? ....Ellos se dispusieron, ellos están dispuestos y permitiéndose amar.


Desde que nacemos SOMOS AMOR y merecemos todo el amor del universo. Desde que nacemos estamos preparados para amarnos y para amar. Pero olvidamos este sentimiento de merecer amor genuino que nace y viene del alma, por creencias limitantes que vienen del ego. Creencias que asumimos desde que éramos chiquitos como “es que el amor duele” o auto-sabotearnos al pensar que porque alguna vez alguien nos dijo que “¿Quién se fijaría en alguien como nosotros?” comenzamos a creernos eso y a rechazar el amor, a cerrarnos y a no abrirnos ni permitirnos a él.


Y creo que el punto quedo claro. La respuesta a cuando me preguntaban “¿Por qué tan lindo y sin novio?” no era porque no estuviera preparado, era que no tenía novio porque no me estaba permitiendo amar a ningún hombre. Que no tengo novio porque no estaba dispuesto al amor y porque no estaba permitiéndome amarme.


Muchas veces maquillamos las respuestas que nos damos a nosotros mismos solo porque es muy incómodo escuchar la verdad profunda de las cosas. Pero cuando uno no reconoce la verdad de las cosas no puede llegar a lo profundo y sanar, y solucionar, y seguir y volver a amar.


Todo fluye, las cosas no se puede forzar, pero lo que sí está claro es que para que las cosas puedan fluir, tenemos que disponernos a que eso suceda, a que FLUYAN. Sí, todo llega, pero ¿cómo va a poder llegar si no estás dispuesto para que llegue? O peor, puede que llegue y como no te estás permitiendo amar NUNCA lo veras, y puede estar al frente tuyo bebé. El mar no puede llegar a la orilla si no dejamos que el viento sople.



Permitámonos y dispongámonos a amar, a amarnos, a sentirnos amados y a dejarnos amar. SINTAMOS, que eso es sin duda lo más lindo de ser humano: S E N T I R. Y sobre todo, sentir amor.






P.D: Aun trabajo en ello. En permitirme y disponerme.

Besos.

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